miércoles, 1 de julio de 2009

La conquista de América



Propongo aquí un recortado análisis en el comprometido y complejo proceso que es la conquista de América (o El descubrimiento del nuevo mundo, según se mire) que sin dudas ha marcado un antes y un después en la historia humana y ha dado el paso, de acuerdo con la historia “universal” (1) a una nueva Era.
Para entender un poco más el por qué de la expansión mercantil interoceánica europea que dio lugar a dicho proceso, es preciso analizar algunos factores endógenos básicos del feudalismo dominante en el viejo continente y luego ver la situación española y americana en contexto y sus consecuencias.


El feudalismo europeo es un sistema basado en la propiedad de la tierra (con una fuerte alianza entre el poder Real, la iglesia y la nobleza terrateniente) en función de la extracción del excedente campesino a través de la renta feudal(2), que cuenta con un fuerte poder jurisdiccional(3), de privilegio, de status social. En este sentido, presenta un problema básico que tiene que ver con el escaso estímulo del campesino para trabajar la tierra, dada la coacción extra-económica que sobre él se impone(4). Esto produjo fuertes problemas de productividad (sumados a la mentalidad poco ambiciosa de los señores), donde el único modo de extraer más ganancias es aumentando los impuestos, generando mayor presión en los campesinos, cada vez más insatisfechos, generando un círculo difícil de resolver. A esto además se suma que hablamos de estados dinásticos, no nacionales centralizados(5) con guerras permanentes, lo cual obligaba a una mayor presión fiscal, agravando el círculo mencionado anteriormente. A estos factores se suman: problemas climáticos, las pestes, las enfermedades (famosas debido a la gran peste que mató casi el 60% de la población europea – lo que se conoce como crisis del siglo XIV), los problemas demográficos, la falta de alimentos, la falta de circulante (la conquista de América será la principal fuente de monetarización en Europa occidental), etc. Es en este contexto básico que se da entonces, desde Europa, un intento de expansión dado por necesidades concretas(6). Expansión que va a dar lugar al principio de la formación de una economía mundial, con un centro claro de expansión en la Europa Occidental hacia zonas “periféricas”, como América, África, la India y Oriente(7).

En España, que en menos de una generación pasa a ser centro del mundo, se puede observar un naciente imperio enorme sobre la base de diferentes reinos que se genera tras la “Reconquista”(8) con la toma de Granada en 1492 y con la unión dinástica de los reinos de Castilla y Aragón. Con los Reyes Católicos (Fernando e Isabel), se construye un fuerte régimen político con centro en Castilla, a través de alianzas de clase similares a las mencionadas anteriormente, y con un fuerte carácter político-religioso (la Inquisición – creada en 1498 - es un fuerte síntoma de esto) en base a la cristiandad y al catolicismo, que tuvieron un rol clave en la “unión” político-cultural española de la época. Los Reyes Católicos, de hecho, se presentaron como los restauradores de “los grandes imperios Visigodos”, con lo cual venían a recuperar ese “pasado glorioso”, común a todos los reinos (9). En base a esta fortificación es que el imperio español avanza a las tierras del nuevo mundo, que da lugar a la primera expansión interoceánica en la historia, a la formación de una economía mundial que supedita económicamente las zonas conquistadas en base a una fuerte colonización que cambió la historia de ambas regiones en los siglos siguientes.

El resto del proceso es bastante conocido. Sin embargo, considero válido mencionar algunos elementos que tienen que ver con la dinámica y las contradicciones del mismo.
Conviene distinguir las ideas contemporáneas de los diferentes hombres que tienen lugar en la historia, de las construcciones ideológicas posteriores que sobre eso se hacen. Vale marcar, entonces: cuando se habla de un ‘descubrimiento’ y de la superioridad tecnológica de los europeos, hay que tener en claro que son construcciones: así como no hubo un solo cristiano antes de Cristo, tampoco hubo teoría de la colonización antes de la misma. De esto se desprende que, si bien los conquistadores tienen sus acciones más que reprochables, hay que relativizar su papel en la conquista. Es más que probable que ellos no se presumieran “superiores” a las sociedades indígenas, sino que más bien se vieran temerosas ante ellas, sea por el motivo que sea. Los que sí consideraron la superioridad de una cultura sobre otra fueron los teóricos que intentaron justificar el mayor genocidio de la historia humana (30.000.000 de muertos aproximadamente) en base a una superioridad que no era tal (hablar de tecnología europea en el siglo XV es absolutamente absurdo)(10). En la colonización africana el proceso es similar.

Existen sin embargo otros elementos interesantes a analizar: a diferencia de África (donde el lapso desde el 1er contacto hasta una relación de dependencia colonial entre unos y otros es de tres siglos), el proceso de conquista en América fue extraordinariamente veloz. Podríamos pensar entonces que los teóricos sí tenían razón: la superioridad europea en tecnología marcó el rápido dominio en la zona. Esto supone pensar que un grupo de conquistadores (grande, pero en número, bastante reducido respecto a la población que encontraron) se pudo imponer su religión, su lengua, sus costumbres aniquilando a una región entera a través de la fuerza física y derrotar a una fuerza que numéricamente era enésimamente superior. No sé a los demás. Esto no cierra. Matizando también el “jardín del Edén” que la historiografía latinoamericana a veces supone de estas tierras, las sociedades locales contaban con fuertes disidencias internas, que los conquistadores aprovecharon de una manera invalorablemente (para ellos, claro está) eficaz: esta alianza entre élites locales y conquistadores es lo que permitió un dominio tan rápido. Cuesta pensar en una tesis más razonable. Desde ya que esto no justifica ni avala la feroz matanza e imposición que realmente existió, pero sí nos da un mayor margen de comprensión sobre las formas y las dinámicas que la dominación colonial presentó.

La historia que le sigue es bastante conocida: una subordinación colonial de tipo mercantil a los centros europeos, exportando oro, plata y esclavos, con un régimen de explotación extrema(11), como la mita, la encomienda y el trabajo en Potosí, provocando fuertes trabas a América en su desarrollo capitalista durante los siguientes siglos, en base al marcado régimen feudal latifundista y la dependencia.








NOTAS:


(1) La historia que conocemos como Universal está notablemente marcada por acontecimientos que, en todo caso, son “universalmente” válidos para la historia europea: las sociedades antiguas (como las egipcias, que a pesar de ser sociedades africanas, en la historia parecen ser una extensión mediterránea de Europa y su contexto), luego un paso a Grecia y Roma, su caída; luego la Edad Media, cuyo fin lo marca el proceso en cuestión; la Edad Moderna, que culmina con las revoluciones burguesas del siglo XIX: todos acontecimientos vinculados a la historia europea.

(2) Es una explicación esquemática básica. La extracción del excedente se da a través de diversos mecanismos (que presentan variaciones tanto en el tiempo como en el espacio de que se trate), entre ellos: el cobro del diezmo por parte de la iglesia; los monopolios del señor feudal (comerciales, propietarios, sobre la caza y la pesca en el territorio, etc) y el tributo impuesto por el propio Estado, entre otros. La alianza al interior de la clase dominante eximía a la nobleza y al clero del pago de estos.

(3) El sistema de propiedad de tierra es complejo. El señor feudal poseía un territorio, con título (lo que se llama señorío dominical) pero también tenía derechos y potestades sobre tierras que no poseía: a estas se las llama señorío jurisdiccional. En parte de este territorio, el señor concedía las tierras en enfiteusis (algo parecido a un alquiler) y el campesino las trabajaba de por vida.

(4) El tipo de coacción tiene que ver precisamente con la forma en que los sectores dominantes de una sociedad extraen excedentes (ganancias) de aquellos sectores que dominan. En el capitalismo, la coacción es económica porque el trabajador solo puede venderse como mano de obra para trabajar. En el feudalismo, el campesino sí posee medios propios – en las condiciones marcadas en el apartado 3 – de trabajo, con lo cual la forma de extracción de su excedente tiene que ser necesariamente por fuera de eso: extraeconómica, dada por factores simbólicos, religiosos, políticos, de privilegios, etc.


(5) Es decir, que tiene un orden de sucesión por dinastía debido a su régimen monárquico, que se constituyen sobre la base de diferentes reinos (el caso español es más que paradigmático – se explica más adelante), en un contexto donde el poder está basado en la propiedad territorial.

(6) Con esto trato de mostrar cierto grado “lógico” que tuvo esta expansión imperial, como respuesta a una problemática aguda, cíclica y sin resolución. Tengamos en cuenta también que emprender semejante empresa con los escasos medios de comunicación y de todo tipo en la época, hacen pensar que las necesidades debían ser bien grandes.

(7) El comercio con Oriente data de siglos bastantes anteriores (Ver “El mundo en 1400”, Eric Wolf en “Europa y la gente sin historia”) lo cual da cuenta de un movimiento comercial desarrollado previo a esta expansión. De todos modos no es relevante ahora.

(8) Este término ha dado lugar a enormes debates historiográficos, intentando relativizar el punto de este término, que se supone da cuenta de una conquista de algo que antes era propio; mientras algunos lo dan como válido, otros suponen que se trata de una construcción histórica en función de legitimar el nuevo régimen político castellano-céntrico instaurado por los Reyes Católicos, intentando desplazar cualquier elemento no católico en su historia, algo con lo que estoy sumamente de acuerdo. No se puede ser inmune a ocho siglos de dominio musulmán ni a la invasión romana en siglos anteriores.
(9) La unión es claramente una construcción política: precisamente por ser una unión dinástica con una gran heterogeneidad entre los reinos, fue necesario un fuerte programa político-religioso que legitime este nuevo régimen, es decir, se presentó una imagen del “ser español”, de “la España” que tuvo fuerte aceptación social, lo cual le dio legitimidad y apoyo. Esto no quiere decir que esa unión en la práctica sea realmente así.
De hecho, cuando Carlos I abdica, abdica reino por reino, lo cual muestra claramente que tal unión era ficticia (en el sentido señalado anteriormente). Unión que, claro está, es política y cultural, no geográfica.
Esto no es una falencia “española”: al contrario, es un enorme mérito por parte de los sectores dominantes en la construcción de una unión que, por ser estados dinásticos, resultaba muy difícil de lograr.
Pero esto tampoco quita los problemas posteriores que traerá esto, llevando a una fuerte decadencia a este imperio en los siglos siguientes, con fuertes frentes de guerra para sostener una “grandeza” que no se está en condiciones sostener, con disidencias internas muy fuertes en el campesinado y en los sectores urbanos (como la revuelta de los Comuneros de Castilla en 1520), la no inversión productiva de las riquezas acumuladas, etc.

(10) Conviene destacar también que para el siglo XVIII, el 90% de la población española era rural y más del 70% analfabeta.

(11) Es muy interesante ver como algunos de estos métodos, como la mita, fueron también utilizados por los españoles contra los musulmanes, es decir, hay una reproducción en la conquista americana de la “reconquista” musulmana, lo que enfatiza la idea de no penetración de elementos musulmanes en la España católica del siglo XV.
Ver “La sombra del Islam en la conquista de América”, de Hernán Taboada

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